Aubert Lemeland
Biografía

AUBERT LEMELAND (1932-2010)
La obra de ciertos artistas es indisociable de su personalidad; tal es el caso de Aubert Lemeland si damos crédito a su profesión de fe: “La música para mí es: primero la vida, luego, las notas. Todo lo que no ha sido escrito o realizado partiendo de ese principio fundamental (…) solo son normalmente ejercicios de estilo o ‘el arte por el arte’. Lo que no me interesa”. Esto no significa que por ello condene la perfección de la escritura: el conjunto de su producción constituye prueba más que elocuente de que el oficio cultivado ha sido conquistado al precio de una labor solitaria, perseguida al margen de los bancos de la escuela.
Su obra se ha desarrollado con el paso de los años como un gran árbol, sus ramas aportan a cada estación una nueva cosecha, siempre más rica en cumplimientos técnicos y profundidad humana. Su independencia de espíritu le ha dejado al margen de cenáculos y salones en el seno de los cuales se forjan las carreras: una prueba es su rechazo de toda lealtad al serialismo que, a lo largo de los últimos decenios, regenta la vida musical parisina. El éxito alcanzado por la grabación discográfica de sus obras, la audiencia que han encontrado en el extranjero (en Suiza y Alemanie especialmente) y varias consagraciones oficiales demuestran que su rechazo tenaz de todo compromiso con el sistema tiene sus frutos: melómanos cada día más numerosos se abren hoy a su obra, que encuentra partidarios entusiastas en artistas tan prestigiosos como la soprano Carole Farley, la actriz Pamela Hunter o Michel Plasson. Aubert Lemeland consigue así el reconocimiento y la admiración que debía necesariamente recompensar un día su fidelidad a sí mismo y a un ideal de generosidad y apertura al mundo, lo que a menudo se paga muy caro. Escrutemos su existencia: nos aporta las claves de una obra nacida de la vida misma.
Aubert Lemeland ve la luz por primera vez en La Haya du Puits, la Manche, en 1932. Hasta la guerra, su infancia, sin historia, fluye con el ritmo inmutable de las estaciones: las lecciones tomadas al lado de los bosques y las colinas serán más determinantes que la frecuentación de la escuela del razonamiento. Esos paisajes cuya belleza tranquila y el misterio habían velado sus primeros años (es el decorado de las novelas de Barbey d’Aurevilly), nos valdrán más tarde páginas impregnadas de un intenso sentimiento de la naturaleza: “L’hiver qui vient” (1989), “L’automne et ses envols d’etourneaux” (1990) o “A l’étale de base mer” (1995), que incorporan las impresiones extraídas del río de experiencias vitales de la primera infancia. Más esenciales aún serán los años de guerra, que golpean brutalmente el cristal de esos sueños tranquilos: rutas azarosas del éxodo, casa familiar ocupada, al término de cuatro años de zozobras, el milagro del desembarco aliado, la alegría de la libertad recobrada al precio del sacrificio de hombres venidos del otro lado del mar. Esos días radiantes se grabarán de manera indeleble en la conciencia de este adolescente situado en las primeras filas. Explican una parte de las obras más significativa que nos ha dejado: “Omaha” (1993), “Song for the dead soldiers” (1993), “Airmen” (1994). Estas páginas son un acto de fe en los valores éternos de la caridad, la abnegación y la superación de uno mismo. Son un testimonio tanto más emotivo porque Lemeland ha vivido las horas clave de ese gran giro de nuestro destino colectivo. Al día siguiente de la guerra, se instala en París para proseguir sus estudios en el Liceo Claude Bernard. Años ricos de formación y de encuentros, el de Gilbert Amy, especialmente (“fue tan determinante para mí como el descubrimiento de “La Consagración de la Primavera”…), así como el libre curso dado a su atracción por la literatura y la música rusa (Prokofiev, Shostakovich). Capitales fueron también los dos años pasados en Londres (1952.1954) “Tenía veinte años en Londres: la música de allí me atraía”. La riqueza de la vida musical londinense le permitió descubrir sus entusiasmos más perdurables –aparte de los rusos–, Delius, Vaughan-Williams, Walton, Sibelius, Britten… A su vuelta a Francia y tras una larga enfermedad, se cruzan influencias diversas, como las del jazz californiano de los años 50, sedimentadas pronto en el “Coral-variación para piano”, de 1954, que considera como la piedra angular de su obra por venir. (“¡La mano izquierda se acuerda aquí de Bud Powell!”).
El año 1969 será determinante por su encuentro con Michel Plasson, que sella el inició de una larga y fructífera colaboración: la Orquesta del Capitole asegura en 1974 el estreno de la “Primera Sinfonía”, de la que la crítica saluda el “romanticismo cósmico”, o en 1985 la de “Ultramarine Nocturne”. Pero el compositor encontrará igualmente en Marc Tardue (Director musical del conjunto instrumental de Grenoble) el apoyo eficaz y entusiasta para la promoción y el estreno de unas obras cuyo catálogo es ya impresionante por el número, la variedad y la calidad: de la cantata “L’Hiver qui vient” a la ópera “La lettre au cachet rouge”. El estreno de la “Sexta sinfonía”, para gran orquesta, a cargo de Hubert Borgel del Capitole de Toulouse (1987) y de la “Séptima sinfonía”, por Jacques Mercier y la Orquesta Nacional de Ile-de-France (1991), constituirán otros momentos importantes, prueba de una audiencia definitivamente conquistada contra viento y marea. El instinto natural de Aubert Lemeland para las combinaciones de timbres inéditos constituye un triunfo de talla para la música de cámara. En este ámbito, ha enriquecido considerablemente el repertorio de instrumentos a menudo erróneamente abandonados, como las maderas, el saxofón o la guitarra, y este aporte tan significativo será objero de múltiples partituras en las Éditions Gérard Billaudot, así como grabaciones discográficas.
El catalizador de una floración de obras en un ámbito al que le predisponía su inmensa cultura literaria vendrá por su encuentro con la soprano Carole Farley, que había estrenado “Time Landscapes”, sobre poemas chinos antiguos, con Michel Plasson y la Orquesta del Capitole (1993). Esta amistad, alimentada por una notable convergencia de puntos de vista en numerosos ámbitos caía en el momento oportuno: la conmemoración del 50 aniversario del desembarco aliado hizo surgir en el músico recuerdos cuya obsesiva intensidad encontrará su derivación en una rica cosecha de melodías con orquesta, de las que la cantante americana será la intérprete inspirada (“Songs for the Dead Soldiers” y “Airmen”, obras dedicadas a Jules Roy, escritor y piloto de guerra). Estas creaciones abren nuevos horizontes al músico: de la melodía a la ópera no había más que un paso, librado con “La lettre au cachet rouge” (con libreto de Jean de Beer a partir de Alfred de Vigny), interpretada catorce veces en Suiza entre marzo y mayo de 1995 bajo la dirección de Marc Tardue. Grabada recientemente en Alemania, esta ópera que trataba del conflicto entre pasiones y deberes en el marco de un decorado musical marítimo ricamente evocador (tema altamente reveledor de las preocupaciones humanistas del autor) saldrá pronto en disco compacto. Los años recientes han visto acentuarse esta inclinación por la música vocal, cuyas múltiples posibilidades se acompañan con una inspiración alimentada por un humanismo auténtico y las fuentes infinitas de un oficio abierto desde tiempo atrás a los artificios más sofisticados, así como con un instinto natural hacia los múltiples parámetros del canto. El éxito reciente de una “Novena sinfonía”, bajo la dirección de Michel Plasson en Toulouse (1997), el Diapason de oro otorgado a la grabación de “Airmen” y de “Time Landscapes”, con Carole Farley y Marc Tardue (mayo de 1997), el encargo por el Estado de Renania-Palatinado de una “Décima sinfonía”, para soprano, recitador y gran orquesta, “Le lettre perdue” son otras tantas pruebas de la audiencia ampliamente merecida de la que se beneficia. Demasiado tiempo “condenado a escribir para su cajón, como él mismo ha dicho, ignorado por los Poderes Públicos y enterrado en vida por estos últimos desde hace veinticinco años, Aubert Lemeland demuestra, gracias a su inagotable vitalidad, que el renombre siempre acude a la cita de las obras de valor, por poco que el público esté de acuerdo.
Michel Fleury, 1998

Aubert Lemeland obras

Catálogo autor de Aubert Lemeland
[ pdf - 288 Kb ]Discografía
MUSIQUE DE CHAMBRE
(Piano)
Choral variations n°1 Opus 4 (1957)
Geneviève Ibanez / CYBELIA CY 831
Cinq épisodes Opus 6 (1965)
Geneviève Ibanez / CYBELIA CY 831
Marines d’été Opus 121 (1985)
Geneviève Ibanez / CYBELIA CY 831
Sonatine Opus 129 (1986)
Geneviève Ibanez / CYBELIA CY 831
(Guitare)
Hommage à Albert Roussel Opus 16 (1969)
Ramon de Herrera / SKARBO SK 3901
Ys Opus 47 (1973)
Ramon de Herrera / SKARBO SK 3901
Variations Opus 57 (1977)
Ramon de Herrera / SKARBO SK 3901
(Guitare et alto)
Duo variations Opus 77 (1978)
Ramon de Herrera, guitare et Jean Dupouy, alto / SKARBO SK 3901
(Guitare et clarinette)
Fantasia Opus 60 (1975)
Ramon de Herrera, guitare et Robert Fontaine, clarinette / SKARBO SK 3901
(Hautbois)
Scansions Opus 9 (1969)
Robert Casier / SKARBO SK 3901
(Clarinette)
Cinq pièces Opus 20 (1971)
Robert Fontaine / SKARBO SK 3901
(Trio pour flûte, alto et harpe)
To Holst’s memory Opus 56 (1976)
Martine Géliot, harpe, Thomas Prévost, flûte et Jean Dupouy, alto / QUANTUM QM 1993
(Quintette à vent)
Musique nocturne Opus 18 (1971)
Quintette à vent de Paris / SKARBO SK 3901
MUSIQUE CONCERTANTE
(Instrument soliste et orchestre à cordes)
Concertino grosso Opus 127
Claude Roubichou, flûte,
et l’Ensemble Instrumental de Grenoble
Marc Tardue, direction SKARBO SK 3913
Concerto pour harpe Opus 150
Sabine Chefson, harpe et l’Ensemble Instrumental de Grenoble
Marc Tardue, direction / SKARBO SK 2338
Concerto pour violon n°1 Opus 128
Emmanuel Plasson, violon et l’Ensemble Instrumental de Grenoble
Marc Tardue, direction / QUANTUM QM 6902
Marie-Annick Nicolas, violon, et l’Orchestre de Chambre National de Toulouse
Emmanuel Plasson, direction / SKARBO SK 3922
Concerto pour violon n°2 Opus 148
Marie-Annick Nicolas, violon, et l’Orchestre de Chambre National de Toulouse
Emmanuel Plasson, direction / SKARBO SK 3922
Concerto pour violon n°3 Opus 151
Marie-Annick Nicolas, violon, et l’Orchestre de Chambre National de Toulouse
Emmanuel Plasson, direction / SKARBO SK 3922
Concerto pour alto Opus 139
François Jeandet, alto et l’Ensemble Instrumental de Grenoble
Marc Tardue, direction / QUANTUM QM 6902
(Deux intsruments solistes et orchestre à cordes)
Double concerto pour flûte, hautbois et orchestre à cordes Opus 110
Lô Angeloz, flûte, Jean-Pierre Surget, hautbois et l’Orchestre de la Suisse Romande
Jean-François Monot, direction / CYBELIA CY 831
L’automne et ses envols d’étourneaux Opus 144
Jean-Louis Homs, cor anglais, Sabine Chefson, harpe et l’Ensemble Instrumental de Grenoble
Marc Tardue, direction / SKARBO SK 3913
(Trio à cordes et orchestre à cordes)
To Aaron Copland’s memory «American epitaph» Opus 147
Alexandre Kapchieff, violon, François Jeandet, alto, Pascal Gessi, violoncelle, et l’Ensemble Instrumental de Grenoble
Marc Tardue, direction / SKARBO SK 3913
To Aaron Copland’s memory «American epitaph» Opus 147
Solistes et Ensemble Instrumental de Grenoble
Marc Tardue, direction / SKARBO SK 2338
ORCHESTRE À CORDES
Élégie à la mémoire de Samuel Barber Opus 125
Ensemble Instrumental de Grenoble
Marc Tardue, direction / QUANTUM QM 6902
Élégie à la mémoire de Samuel Barber Opus 125 (version 1994)
Ensemble Instrumental de Grenoble
Marc Tardue, direction / SKARBO SK 2338
Hommage à Jean Rivier Opus 134
Ensemble Instrumental de Grenoble
Marc Tardue, direction / SKARBO SK 2338
MUSIQUE VOCALE
L’hiver qui vient... Opus 140
Chorale Francine Bessac et l’Ensemble Instrumental de Grenoble
Marc Tardue, direction / SKARBO SK 3913
Songs for the dead soldiers Opus 156
Carole Farley, soprano, Sabine Chefson, harpe, et l’Ensemble Instrumental de Grenoble
Marc Tardue, direction / SKARBO SK 2338
(Grand Prix du disque 1995. Académie Charles Cros)
Omaha Opus 157
Chorale Francine Bessac / SKARBO SK 2338
(Grand Prix du disque 1995. Académie Charle Cros)
An American war requiem Opus 172
Carole Farley, soprano, Pamela Hunter, récitante,
chorale Francine Bessac, Sabine Chefson, harpe et l’Ensemble Instrumental de Grenoble
Marc Tardue, direction / SKARBO SK 2984